1997 Funny Games (Funny Games) Michael Haneke

El director austriaco Michael Haneke, cuyas películas nunca dejan indiferente a nadie, nos regaló con “Funny Games” una cinta tan aclamada como odiada, tanto por la crítica como por el público.

Sus detractores acusan a la película, y tal vez con razón, de ser sólo una muestra de violencia gratuita y sin sentido con la única intención de escandalizar. Lo cierto es que la intención de Haneke era exactamente esa, demostrarnos hasta qué punto la violencia forma parte de nuestra vida cotidiana hasta el punto de que ya lo vemos como algo normal y, en ocasiones, incluso nos atrae de una forma morbosa.

En “Funny Games” no hay lugar para la esperanza ni los finales felices, Haneke trata de demostrar que la violencia que vemos en la televisión o en las películas de acción nunca puede acabar bien. Con la famosa escena del mando a distancia, el director juega con nuestros sentimientos y nos demuestra cómo, aunque sólo sea por unos segundos, nos hemos sentido aliviados, e incluso alegrado, al presenciar un acto violento. Por muy antiviolencia que digamos ser, nos alegramos cuando un criminal recibe la ley del talión. Pero ese alivio nos dura bien poco antes de volver a meternos de lleno en esta macabra y sádica historia.

El vestuario de los dos “jugadores” es un claro homenaje a la película a la que más le debe “Funny Games: “La Naranja Mecánica” de Stanley Kubrick.

En su estreno en el Festival de Cannes, varios miembros del público abandonaron la sala de cine totalmente escandalizados.

Diez años después, en 2007, el propio Haneke dirigió en Estados Unidos (originalmente, él quiso rodar la película original allí, pero no lo hizo por no salirse del presupuesto) un remake en inglés y con actores más conocidos que, a fecha de hoy, aún no me he visto y que, la verdad, no me atrae en absoluto.

No apta para estómagos sensibles…


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