1956 The Man Who Knew Too Much (El Hombre Que Sabía Demasiado) Alfred Hitchcock

En 1941, tras debutar a lo grande en el cine de Hollywood con “Rebeca”, Alfred Hitchcock se plantea rodar un remake de uno de sus mejores y más interesantes títulos de su etapa británica: “El Hombre Que Sabía Demasiado”, pero la idea es descartada por la productora, que prefiere nuevas historias. Quince años después, en 1956, Hitchcock tiene pactada una última película con la productora Paramount Pictures y, a falta de una idea mejor, decide retomar el proyecto del remake.

Hitchcock vuelve a contar, por tercera vez, con James Stewart como protagonista (aún vendría una cuarta: la maravillosa “Vértigo”), acompañada de la que considero una de las actrices más infravaloradas de la historia del cine: la gran Doris Day. Hitchcock quería para Day, quien en la película interpreta a una cantante profesional retirada, una canción pegadiza para ser interpretada en una de las escenas más tensas de la película. La seleccionada fue “Que Sera, Sera (Whatever Will Be, Will Be)”, ganadora del Óscar a la mejor canción original aquel año.

En sus entrevistas con François Truffaut, al preguntarle el director francés sobre las diferencias entre la versión de 1934 y ésta, Hitchcock afirmaba que la original era obra de un amateur con talento, y el remake, la de un profesional. Y no sin razón, aunque adoro la película original, la maestría que el maestro del suspense había alcanzado a mediados de los ’50 convierten a esta nueva versión en uno de sus títulos más apasionantes e inquietantes, añadiendo nuevas escenas que no aparecen en la de 1934 y que ayudan a crear esa sensación de ansiedad.

Para la famosa escena rodada en el Royal Albert Hall de Londres (muy similar a la original, aunque es esta la que considero una de las mejores escenas de toda la filmografía de Hitchcock), el director le pidió al músico Bernard Herrmann que escribiese una pieza musical, pero tras varias pruebas, ambos decidieron que la que se utilizó en la primera película era perfecta, por lo que se acabó siendo la misma: “Cantata De Nubes De Tormenta”, de Arthur Benjamin. Una escena en la que es el propio Herrmann quien interpreta al director de orquesta.


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