2008 The Boy In The Striped Pyjamas (El Niño Con El Pijama De Rayas) Mark Herman
Cuando, en 2007, el escritor irlandés John Boyne publica su novela “El Niño
Con El Pijama De Rayas” (la cual aseguró haber escrito en dos días y medio, a
falta de pequeños retoques posteriores), despierta todo tipo de críticas: por
un lado, se le acusa de simpatizar con los nazis (quienes opinan así, creo que
no comprendieron nada), por otro, acusan al autor de escribir una novela con un
estilo dirigido a un público infantil/juvenil, pero con un trasfondo nada
recomendable para niños (como si negar la historia fuese algo positivo para las
nuevas generaciones). Sea como sea, en general tuvo una gran acogida y se
convirtió en uno de los mayores best sellers de los últimos años.
Era lógico que no se tardara en plantear su adaptación al cine, la cual
sólo tardó un año en llegar de la mano del productor David Heyman, conocido por
ser responsable de la saga “Harry Potter”, lo cual no hizo más que confundir
más a quienes están en contra de que la historia sea apta para el público
juvenil.
“El Niño Con El Pijama De Rayas” nos cuenta la historia de un niño, hijo de un alto militar nazi que, tras mudarse su familia a Auschwitz y quedarse sin amigos, entabla amistad con uno de los niños encerrados en el campo de concentración, con quien sólo puede hablar a través de una valla. Sin que ninguno de los comprenda lo que está sucediendo a su alrededor ni nada relacionado con la II Guerra Mundial, la película nos cuenta una emotiva historia sobre el holocausto desde el punto de vista de los inocentes ojos de la infancia.
Una coproducción británica y estadounidense (en este país, el título de la película cambió la palabra “pyjamas” por “pajamas” para adaptarse al inglés americano) muy criticada por algunos que manifestaban que utiliza el tema del holocausto de una forma nada realista y muy comercial. Pero eso no impidió que tuviese un gran éxito, en parte gracias a la popularidad de la novela, en parte también gracias a su calidad cinematográfica que, independientemente de la opinión de algunos críticos, es innegable.
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